Steve es un treitañero asustado frente al compromiso, por un lado quiere a su novia, pero por otro, y dado su tranquilo carácter, le asusta la desbordante energía que ella desprende. De fin de semana con otra pareja, el pobre Steve es infectado por un virus mutante que lo transforma en un zombie. De tal guisa, tiene que hacer frente a su creciente deseo por comer cerebros humanos, a la vez que mantiene tranquila a su chica y evita los envites de un cazador de muertos vivientes demasiado dedicado a su trabajo.