Una de las primeras películas de Hollywood que trató el alcoholismo como un problema y no un alivio cómico. Joan Crawford en el pico de su carrera nos regalaba otra actuación memorable. A Sadie McKee la rechaza un delincuente que prefiere caer en brazos de una exuberante actriz. Sola y despechada, empieza a trabajar en un club nocturno, donde conoce a un millonario que se enamora de ella. Aunque acepta su propuesta de matrimonio, no es feliz debido al rechazo de su familia política que piensa que es una aventurera que se ha casado sólo por dinero.