Una de las mejores películas de Carl Theodor Dreyer, que utilizó el contexto de la caza de brujas para trazar un sutil paralelismo con el ascenso de la Alemania nazi. En la Dinamarca de 1623, en plena caza de brujas, el viejo sacerdote Absalon (Thorkild Roose) le promete a una mujer condenada a muerte que salvará a su hija, Anne (Lisbeth Movin), de morir en la hoguera si ésta acepta casarse con él. Merete (Sigrid Neiiendam), madre de Absalon, se opone totalmente a ese matrimonio desde el primer momento. Su intuición no va muy desencaminada ya que, cuando Martin (Preben Lerdorff Rye), hijo de Absalon, ve a Anne, se enamora e inicia con ella una relación prohibida y con graves consecuencias.