Una de las últimas películas de Otto Preminger y de las primeras de Liza Minnelli, donde realizó un entregado papel que le mereció el reconocimiento crítico. Atacada por un pretendiente, Junie Moon (Liza Minnelli) ha quedado con el rostro y un brazo marcados para siempre. Al ser dada de alta del hospital, ella alquila una casa en la que decide convivir con otros dos pacientes muy especiales: Warren Palmer (Robert Moore), un discapacitado con inclinaciones homosexuales, y un epiléptico de nombre Arthur (Ken Howard), quien ve en ella algo más que una simple compañera.