Dos mujeres pasan un fin de semana en el Mar del Norte. Una de ellas pronto regresará con su familia en Argentina, mientras que la otra intentará acercarse cada vez más al océano. El tiempo deja el camino trillado y el oleaje arrulla un profundo sueño. El mar se queda a cargo de la narración.Dejaos llevar. Es el único y principal consejo que desde Filmin os podemos dar para aseguraros una de las más inmersivas experiencias de visionado que este verano podáis llegar a disfrutar. En el complejo debut de Helena Wittman no hay cabos por atar por más que nada en ella parezca racional. De donde vienen, a donde van, o incluso donde están sus dos protagonistas, no responde ante la lógica por la que se rige la relación entre espacio y tiempo. Como quien diría, pelillos a la mar. La consciente deriva narrativa de "DRIFT" está en consonancia con la sensación de vacío y desvío que viven sus dos amigas protagonistas y sobre todo, con la hipnótica odisea marítima en la que Wittman nos embarca como espectadores. A camino entre el documental íntimo y la ficción experimental, el que nos ocupa es un viaje de fascinante poderío armónico hacia ningún lugar que lejos de naufragar, acaba por navegar con rumbo firme (que no fijo). Nunca mejor dicho, nunca mejor definida, "DRIFT" es el mar, la mar, la forma del mar. Pura sensorialidad.