La obra maestra de Harold Lloyd. La escena del genial cómico escalando un edificio supone uno de los momentos más grandes del cine mudo, y su clímax -Harold colgado de las manillas del reloj- sigue siendo una de las escenas estelares de la historia del séptimo arte. Esta escena ha sido recreada en numerosas ocasiones.
Un joven se va de su pueblo y llega a la gran ciudad para trabajar. Tan pronto como empieza a tener éxito, su pareja viene a la ciudad y se casa con él. Su entusiasmo en tener éxito hace que experimente una serie de aventuras.