Nominado al Goya a Mejor Cortometraje Documental, un exhaustivo trabajo de investigación del periodista Jaime Alekos sobre las torturas de la policía húngara a los refugiados y migrantes que atrapan intentando cruzar su frontera y las durísimas condiciones en las que sobreviven en Serbia mientras esperan una oportunidad para entrar en la Unión Europea.
Cuando los países de la ruta de los Balcanes cerraron sus fronteras a principios de 2016, miles de migrantes y refugiados quedaron atrapados en Serbia. Alrededor de 8.000 viven en los campos oficiales del Gobierno Serbio, edificios abandonados y campamentos clandestinos, mientras esperan una oportunidad para cruzar las fronteras fuertemente custodiadas de la Unión Europea. El 46% son menores de edad. Uno de cada tres viaja sin la compañía de un adulto. Aquellos que han intentado cruzar ilegalmente la frontera húngara, reportan palizas y torturas sistemáticas antes de ser devueltos en caliente por la policía húngara.