Una película que nos habla de la enfermedad y la vejez y, sobre todo, de cómo no dejarse vencer por ellas. Cuenta con el protagonismo de Brian Cox en un papel que le hace brillar. El legendario actor Sir Michael Gifford vive recluido en su casa de campo. Desde hace años sufre una enfermedad degenerativa que intenta ocultar al público. En otro tiempo, apasionado y mujeriego, se ha convertido en una persona intratable que se niega a aceptar su condición. Su hija, Sophia, y su antigua amante y ahora ama de llaves, Milly, se desesperan buscando enfermeras. Hasta que aparece Dorottya, una joven cuidadora húngara, que secretamente aspira a convertirse en actriz. A pesar del temperamento de Sir Michael y de la desconfianza de su familia, el amor que ambos comparten por Shakespeare, les ayudará a afrontar un último acto.