No hay retratista como Marie Losier. Quizás porque entiende que, para capturar el corazón de un artista, la superficie no basta; es por eso que en sus películas la imaginación de sus personajes es tan importante como su obra. En su último documental, nos sumerge en el mundo del músico Felix Kubin; un mundo hecho de sintetizadores, experimentos submarinos, coros de niños y perros que mastican micrófonos. No hay retrato que no sea una puesta en escena: Losier lo sabe y, en vez de intentar desarmar esa ficción, la abraza para construir sus relatos de la mano de sus protagonistas. Felix in Wonderland es un diálogo juguetón con el universo creativo de Kubin, en el que sueños, bailes, fantasías y temores son el espejo de un artista genial. “Creo en la disonancia”, dice en un momento Kubin. Esta película, como toda la obra de Losier, está habitada por esa misma fe. (Festival Mar de Plata)