Alex, es un hombre peculiar acostumbrado a la soledad, maniático y minucioso, sólo consume alimentos prebióticos, es vegetariano y sigue al detalle una tabla semanal de comidas perfectamente programada. Por sorpresa, un día aparece en su vida Aime, más joven que él, alegre, caótica, carente de manías, que vive y come sin preocupaciones, teniendo como base disfrutar el día a día. Lo que comienza como una serie de divertidas visitas esporádicas, da lugar a una relación de pareja cuando Aime se instala en casa de Alex y entran en juego las barreras personales de cada uno y los problemas de adaptación entre ellos.