A partir de un guión firmado por Alun Falconer, sobre un argumento escrito por el propio Guillermin junto con el también productor Peter De Sarigny –algo habitual en este director por esa época, quien había escrito en solitario o en colaboración los guiones de siete de sus películas realizadas entre 1949 y 1962–, “Hasta el último aliento” es una inesperada variante del famoso film neorrealista de Vittorio De Sica “Ladrón de bicicletas”, pasada por el filtro de las convenciones del policíaco. John Cummings es un agente de ventas cuya vida personal es un auténtico fracaso. Para colmo, el coche que se ha comprado para hacer su trabajo se lo roba una banda organizada, que se dedica a falsificar la documentación de los vehículos sustraídos para después venderlos. En vista de que, al denunciar el robo, le aseguran que será casi imposible encontrar su coche, decide investigar por su cuenta, aunque pronto descubrirá que tiene que enfrentarse a un siniestro y despiadado criminal, Lionel Meadows.