En el centro de Belgrado, Serbia, detrás de las vías, en unos viejos barracones abandonados que componían la antigua estación de tren, viven cientos de refugiados afganos a temperaturas bajo cero, junto a hogueras tóxicas y paisajes apocalípticos. Asif, Said y Ahbar nos acompañan en una cotidianeidad imposible marcada por una esperanza, cruzar la frontera con Hungría. Al otro lado, soldados y grupos paramilitares húngaros usarán la tortura para detenerlos. Todo enmarcado en un paisaje europeo viejo que vive aterido por el frío, un frío que marcará su historia.