Durante el régimen comunista de Pol Pot en Camboya (1975-1979), miles de personas fueron despojadas de sus tierras y forzadas a trabajar en campos agrícolas. La dictadura de los jemeres rojos ejecutó y torturó a cualquiera que le pareciera sospechoso de sedición. Los familiares del director Rithy Panh, quien escapó en su adolescencia de su país, fueron desapareciendo uno a uno. Para contar la historia de esta época, Panh buscó imágenes de este periodo atroz, pero no encontró nada. Entonces creó imágenes ausentes usando figuras de plastilina y dioramas. Con una belleza inusual, la narración retrata una pesadilla histórica, el trauma y la memoria de una sociedad.Es junto a Claude Lanzmann el gran totem del cine documental genocida y como tal, enémigo número uno del empleo de la imagen de archivo para retratar la masacre y el exterminio. Nacido en Phnom Penh y víctima de los Jemeres Rojos, el camboyano Rithy Panh no solo a dedicado su carrera cinematográfica a recordar y mantener en la memoria las atroces consecuencias del holocausto que arrasó su pueblo, también a reivindicar y reflexionar con absoluta destreza la rigurosa base artística y visual con la que se debe documentar semejante barbaridad.