Sur de Francia, mediados de septiembre. Un "ejército" de 20 hombres y mujeres, todos rotos por la vida (algunos desempleados, jubilados arruinados, punkies vagabunos, estudiantes o inmigrantes) se reúnen para recolectar los viñedos. Poco a poco, esta comunidad toma forma y empieza a sufrir los mismos problemas que el resto de la sociedad. La cosecha empezó hace cuatro semanas. Aún juntos, los veinte cosechadores han sobrevivido a olas de calor, manos pegajosas, ampollas en las manos que se han reventado y endurecido, batallas con uvas y una corta pero intensa amistad. Se han enfrentado a las tormentas de octubre y han tenido acaloradas discusiones. De alguna manera, una especie de comunidad utópica ha nacido. Pero un día, treinta niños en un viaje escolar visitan la bodega durante la cosecha. Estos pequeños humanos cruzan los viñedos, y con su brillante futuro por delante, miran a estos hombres y mujeres de una forma tan despiadada que les recuerda lo precario de su situación, atados a su trabajo, su presente, su pasado y su futuro.