Tras "Mi madre es una puta", Lee Sang-woo ofrece una réplica paterna a la altura de su cine. El ayudante de Kim Ki Duk, heredero oriental indiscutible de Todd Solondz o Ulrich Seild, empezaba a encontrar su lugar y postularse como una de las figuras más irreverentes y estimulantes del nuevo cine surcoreano. Un padre trae a un chico chino de 19 años a la casa donde vive con sus tres hijos. Esa misma noche, meterá al chico en la misma cama donde solía dormir con su mujer. El padre, el chico chino y sus tres hijos empiezan a vivir juntos. El padre abusa sexualmente del chico así como de sus tres hijos. Ellos, de pronto, traerán a casa a una mujer.