Prototipo del mejor cine de serie B, conciso, seco y electrizante. Un drama carcelario intenso y resuelto con una economía de medios ejemplar por parte de su director, el mítico Don Siegel. Tras salir de prisión, donde cumplió una condena por haber disparado contra un presunto amante de su esposa, el productor Walter Wanger se propuso hacer una película sobre su experiencia carcelaria. Un grupo de presidiarios se amotinan y se les une la mayoría de los presos, que toman como rehenes a numerosos guardia. Su intención es protestar contra las infrahumanas condiciones de vida que tienen que soportar.