Décadas de exilio, tragedias y la gran caída de un sueño, no fueron suficientes para terminar con su canto. En 50 años, Quilapayún nunca ha dejado de cantar: editaron más de 30 discos, sumaron a sus hijos y hoy, entre Chile y Francia, siguen en escena. Pero no por nostalgia. Al igual que sus seguidores, ellos creen que el mundo cambió, pero que la revolución no ha terminado.