Un biopic no al uso que oscila entre el retrato espiritual meditado y el riguroso pulso creativo de"Hannah Arendt", la nostalgia romántica del propio Zweig en "Carta de una desconocida" y la inanición vital de "Las horas".Stefan Zweig fue uno de los personajes más irrepetibles del siglo XX. Escritor, biógrafo y activista social, este intelectual austríaco y judío se vio obligado a huir de su país debido al régimen nazi. En su huída hacia adelante, se refugió en París primero y, más tarde, en Londres, pero Zweig acabó huyendo de Europa junto a su esposa a Sudamérica, instalándose finalmente en Brasil, donde acabará suicidándose en 1942 debido al miedo provocado por el hecho de que el nazismo se extendiera a lo largo y ancho del mundo entero. El film refleja los últimos años de vida de Stefan Zweig a partir de cinco cuadros de vida que no tienen la intención de erigirse en un biopic sobre la compleja figura del vienés, sino más bien en una reflexión sobre el papel del artista en tiempos difusos, en la necesidad o no de usar el arte como una forma de compromiso social. El Congreso del Pen Club en Buenos Aires, la marcha a Nueva York y el futuro pacífico en el Brasil de Petrópolis son el telón de fondo de las escenas y fragmentos de vida en los que el espectador intenta desentrañar el críptico rictus nostálgico de Zweig. Un intelectual que narró episodios de la Historia Universal, que recuperó el espíritu de Erasmo de Rotterdam para construir una Europa utópicamente libre y en armonía y que en su exilio brasileño creyó posible construir un paraíso interracial en esa nueva Arcadia hasta que el nazismo envenenó su mente y el cianuro congeló su cuerpo.