Originario de Nueva York, Juan Buskwick lleva unos años viviendo en Barcelona. Abatido por un día a día anodino, decide filmar todo aquello que pasa a su alrededor con la esperanza de que las propiedades curativas del cine puedan salvarlo. David Gutiérrrez Camps debuta con un largo profundamente plástico, de imágenes sugerentes y fascinantes. Una ficción que se disfraza con habilidad de documental, un diario íntimo que esconde una reflexión sobre la dificultad de filmar, de crear y de capturar la realidad.