La flamante Palma de Oro del pasado festival de Cannes es una historia de fantasmas. Una película con una imagen que pasará a la historia: la de un hombre-simio-espectro de cuerpo oscuro y ojos rojos y brillantes. Un homenaje al audiovisual tailandés y a su sustrato de relatos fantásticos en el que tienen cabida desde una presencia que regresa del pasado en plena sobremesa a un pez-gato que penetra a una mujer en medio de un lago. Basada en un corto y una videoinstalación del propio Weerasethakul, Uncle Boonmee juega con los fondos y las formas para que los fantasmas del pasado aparezcan a la vez que las antiguas películas del cine tailandés.