A través de un espectáculo de circo participativo y disparatado, Jacques Tati vuelve a dar vida a sus pantominas y se ocupa de la transición entre los números de los músicos, los malabaristas, los magos y los acróbatas, convirtiéndose en el señor Loyal del Stockholm Cirkus. Tati pasa así el testigo a muchos jóvenes artistas, a los que les gustaba transmitir su experiencia. Esta última película de Jacques Tati resuena como un alegre homenaje al espectáculo en vivo y recuerda los comienzos en el musical-hall del gran artista.