Los fondos marinos, tan insondables, pueden también ser la metáfora de nuestra historia oculta, quizá de los intersticios de la Guerra Civil que nunca se nos han contado. Por ejemplo, de un pariente que murió en una de sus batallas, muy joven, y del que no sabemos nada. Solo se trata, entonces, de zambullirse y reconstruir esa historia. El hallazgo de cuatro de sus cartas nos sumergen en las aguas profundas de su transformación y nuestro olvido.