La última película del director británico de terror Norman J Warren es también una de sus obras más locas e inclasificables. Rodada en Gales, se centra en un grupo de adolescentes que se pierden en una isla desierta mientras veranean. En ella, hay un hotel abandonado que les transportará a la noche del 31 de diciembre de 1959. Allí les esperan toda clase de horrores fantasmales que incluyen zombies, desmembramientos, decapitaciones y otras muchas más locuras repletas de gore.