Un día Juliette Binoche telefoneó a Bruno Dumont (referente del cine europeo, premiado en citas como Cannes, Toronto y Londres) para decirle que quería rodar con él. Y no se equivocó: Binoche entrega aquí el que para muchos es el mejor papel de su carrera. Los días crepusculares de la escultora Camille Claudel (amante de Rodin y hermana del escritor Paul Claudel) recluida por su propia familia en un manicomio por su "vida escandalosa", vistos con la aspereza bressoniana y la cruda humanidad del siempre provocativo Dumont. En la fría luz del invierno de 1915, el Mistral sopla con fuerza, Camille Claudel se inclina y recoge un puñado de barro, intenta darle forma entre sus dedos pero lo lanza con rabia. Nunca más esculpirá. Su manía persecutoria centrada en su famoso amante Auguste Rodin ha llevado a su familia a internarla en un centro psiquiátrico en el sur de Francia.