Samuel tiene diez años y está locamente enamorado de Lucía. Lucía tiene doce años y un plan maestro para deshacerse del único obstáculo que queda en su vida, tras la misteriosa muerte de su padre en un accidente, para conseguir lo que desea: ser escritora, crítica cinematográfica y rica. Lucía no dudará en utilizar todas sus armas de seducción, imitando a las femme fatales de las películas de detectives que ve compulsivamente y tanto le gustan, para llevar a Samuel, en nombre de su amor, a cometer un crimen. Ambos se reúnen en el banco de un parque infantil para ejecutar un baile de manipulación, que cobrará un nuevo significado cómico e inquietante, con los adultos que les cuidan como testigos inocentes. Como en las clásicas historias de cine negro pero llena de comedia, la fatalidad, la manipulación, los celos, la pasión y las justas dosis de surrealismo, de una negrura inquietante, se convierten en protagonistas de una historia infantil acerca del poder de la imaginación y del precio que, algunas veces, se paga por el simple hecho de amar.