Corre el año 1956; con sólo doce años Bud encuentra en el cine el único lugar donde verdaderamente puede evadirse de los miedos que le persiguen en la realidad. Frente a la estricta educación religiosa que recibe en el colegio, la estrecha relación con su madre y la magia colectiva que se experimenta en una sala de cine son sus únicas vías de escape.