La muerte es una de las habituales compañeras en la vida del mexicano. También era una de las grandes obsesiones de Luis Buñuel, quien en esta ocasión se deleita en un agobiante universo rural en el que cualquier crimen se justifica con el simple viaje al otro lado del río, conocido como "la gran frontera". Una larga cadena de muertes por venganza y honor entre familias enemigas provoca que el joven médico Gerardo tenga que regresar a su pueblo. Ante la frialdad de su madre, Gerardo se verá obligado a continuar el enfrentamiento.