Un show serie-killer, una resistencia a la distracción, donde la justicia poética arrasa con la ficción. Zapping delirante entre los acontecimientos de la vida real y los de las series de televisión. Una maquinaria implacable y apocalíptica de mutación y redención de estereotipos e iconos de las series de televisión, donde lo kitsch, camp, grotesco, softcore, realidad y ficción emitidos se funden húmedamente (como en un sueño beodo del pateado Benny Hill).