Durante los últimos cuatro años, Kisilu Musya, un granjero keniano, ha utilizado su cámara para capturar la vida de su familia, su pueblo y los efectos devastadores del cambio climático sobre su tierra. Ha filmado inundaciones, sequías y tormentas, pero también ha sido testigo de los costes humanos de estos fenómenos: la migración de los hombres a la ciudad en busca de nuevos empleos o cómo sus hijos han sido devueltos a casa porque él no podía pagara la escuela a final de mes.