El segundo largometraje de Robert Bresson fue la adaptación de un relato de Denis Diderot. Su historia gira en torno a la refinada venganza de una amante despechada, con un tratamiento que oscila entre una gélida exposición y una profunda reflexión moral. Fiel a su estilo despojado de toda floritura, sólo tuvo que luchar con unos diálogos algo barrocos de Jean Cocteau. La batalla se decantó a favor del director, con unos resultados tan sólidos como rigurosos. Cuando la mujer de alta sociedad Hélène (María Casares) descubre que su amante Jean (Paul Bernard) ha perdido el interés por ella, ideará una retorcida venganza al orquestar el matrimonio de Jean con una ex prostituta llamada Agnès (Elina Labourdette).