En el Logroño de finales de los cincuenta, el joven Fabianito asiste sorprendido a la organización del velatorio de su bisabuelo, ilustre personaje de la ciudad. En medio del velatorio, el momento más inoportuno posible, Fabianito descubre el amor. Mientras, la familia desolada espera impaciente la llegada del alcalde, un torbellino de visitas y acontecimientos se suceden sin parar durante ese (largo) día, dando lugar a toda clase de situaciones disparatadas que construyen un negro sainete al más puro estilo español. El productor asturiano Juan Gona, junto José Luis García Sánchez como director y David Trueba como co-guionista recuperan el guión de Rafael Azcona que cerraría la trilogía de Marco Ferreri iniciada con El Pisito y El Cochecito, llevando la película a escena con todo lujo de detalles para recrear lo que habría sido, de haberse filmado, esta tercera parte que hoy ve la luz.