La noche leonesa acoge este sorprendente thriller de bajo presupuesto que experimenta con el tiempo y el espacio al relatar 30 minutos de trama en 85 de metraje.
En treinta minutos se puede construir un mundo o se puede acabar con él. No se necesita más, ni un minuto más. "Media hora (y un epílogo)" lo consigue en una historia trepidante, donde el espectador asiste sobrecogido a la tragedia que contempla, que adivina, sin poder hacer nada por evitarla. Un relato que nos permite contemplar el drama desde una silla giratoria en la que el espacio y el tiempo se multiplican como piezas de un puzzle que sólo el espectador puede completar.