Una de las respuestas que tuvo "Tiburón", con unos resultados muy por encima de sus modestas pretensiones. Producida por Roger Corman, que confió en un director y un guionista por entonces desconocidos, su principal baza estriba en el distanciador sentido del humor con que se aborda el repertorio de atrocidades que componen su trama. Este humor subterráneo se combina con un sutil juego de referencias cinéfilas con las que se homenajean a los clásicos del género, especialmente los de serie B. Unas pirañas son accidentalmente liberadas en un río frecuentado por turistas que están en plena temporada de verano.