Ganadora del Premio Lola a mejor director, esta obra de Fassbinder supone un oasis dentro de su filmografía, puesto que abraza el costumbrismo del que tanto había renegado - y siguió renegando después -. Sin embargo, aquí este estilo funciona a la perfección para crear un retrato preciso de la caída del hombre burgués de vida aparentemente perfecta.
El íntimo escepticismo del señor R., símbolo de una burguesía acomodada que dispone de un trabajo seguro, un hogar confortable, mujer e hijos, estallará en una reacción brutal contra la disciplina cotidiana.