ndo una búsqueda sensible de los rostros, cuerpos y paisajes, para explorar la noción misma de la obra de arte y confrontar directamente la idea de belleza. La apuesta es desconcertante, pero tal vez pueda ayudarnos a realmente imaginar cómo eran esos campos, a sentir el respeto debido al artista, sin importar cuan pequeño y frágil fue su gesto pictórico.