Con una manera insolita de retratar a los zombies, casi perfectamente integrados en la sociedad, y gracias a una dirección de fotografía y puesta en escena destacable para su primer trabajo como director, Hugo Lilja consiguió estar nominado con este corto a los European Film Awards de 2011, y ganar los premios como Mejor Corto en los Festivales de Cine internacional de Chicago y de Berlin.